Hay innumerables libros sobre ParÃs, pero muy pocos como éste. En muchas de sus estupendas páginas el humor acompaña y expande la mirada del flâneur. No es sólo todo ParÃs lo que se nos muestra aquÃ, «el todo» ParÃs, sino también, como dijera Sacha Guitry (otro bromista), «los rincones del pensamiento». Calet piensa, se divierte y nos divierte mientras camina. Y mientras recuerdaÂ… No hay nostalgia gratuita en sus palabras, sino una comprensión total de lo que significaron ParÃs y sus gentes durante el siglo XX, atento siempre a aquello que Camus, siguiendo a Chamfort, llamaba «la pasión del corazón humano».El pÃcaro, el sablista, que recuerda para nosotros lo hace sin mapa o guÃa al uso, sin tópicos, con una voz casi recién nacida, descubriéndonos muchÃsimos lugares en los que nunca antes habÃamos reparado. Ni en nuestros viajes, ni en nuestras lecturas. Un ParÃs sorprendente, tan humano como mÃtico.«Conozco esta ciudad a fondo. PodrÃa desmontarla piedra a piedra y reconstruirla en otro lugar. Es lo que he hecho cada vez que he tenido que alejarme de ella. (Â…) El ParÃs de los doce meses del año, el ParÃs cambiante, el ParÃs de las cuatro estaciones, el ParÃs de bolsillo, el ParÃs de cada dÃa, ParÃs a vista de pájaro, ParÃs en un rectángulo de cristal, ParÃs por la mañana, ParÃs por la noche, ParÃs con luna, ParÃs en una canción, ParÃs con arcoÃris, el ParÃs de las cien mil pipas, el ParÃs azul congelación, el ParÃs rosa, el ParÃs transparente, el ParÃs que suda, el ParÃs con nieve, el ParÃs con velo de novia, el ParÃs con vestido de noche, el ParÃs engalanado con sus estrellas, el ParÃs con su vestidito de diario, el ParÃs envuelto en sus bufandas de bruma, el ParÃs pobre, abandonado, inhabitado, oscurecido, bombardeado, el ParÃs rico, el ParÃs de las banderas al viento. (Â…) Me he calado esta ciudad en la cabeza, la tengo perfectamente encasquetada, es de mi talla. La he reconocido palmo a palmo. Es una intimidad que ya no tiene un solo secreto».